Los Osarios de Talpiot
Sí, éste Yosef bar Caifa es mejor conocido como Caifás, el Sumo Sacerdote del Templo de Jerusalén designado para ocupar tal cargo por el Procurador romano Valerius Gratus (el predecesor de Poncio Pilatos) de acuerdo con lo que documenta la Antiquitates (tomo XVIII, sección iv, parte 3) del historiador judío-romano Flavio Josefo; se trata del mismo gran villano que actuando como Juez y parte presidió el juicio sobre Jesús de Nazaret (según lo que documentan los Evangelios, el juicio a fin de cuentas sólo fué una mera formalidad para un veredicto que ya había sido preparado de antemano en combinación con los Fariseos, un juicio en el que Caifás actuó como juez y parte). El nombre aparece claramente inscrito a un lado de la caja. Se trata de él (o mejor dicho, del contenedor de sus restos), sin duda alguna. El descubrimiento del osario de Caifás proporcionó por vez primera evidencia física tangible de un individuo famoso nombrado en la Biblia, quizá uno de los más famosos. Si se encontró por un extraordinario golpe de suerte el osario del mismo Caifás, ¿por qué razón no podría ocurrir lo mismo con otros personajes relacionados con el Señor Jesús mencionados en la Biblia? Sobre esta posibilidad, es necesario mantener la mente abierta.
A continuación se muestran los dos osarios considerados entre los más importantes hallados en la tumba de Talpiot (de acuerdo con los productores del documental) cuando fueron presentados ante los medios de comunicación :
El osario de la izquierda es el que presuntamente corresponde a una mujer que en vida se llamaba María Magdalena (Mariamene e Mara), mientras que el osario de la derecha corresponde a un hombre que en vida se llamaba Jesús (Yeshua). A continuación se muestra uno de los osarios cuya parte frontal está grabada con adornos:
Y a continuación se muestra un acercamiento a la esquina de los frisos del osario en donde aparece claramente grabado en Arameo el nombre "Yeshua bar Yosef":
Obsérvese que el nombre "Jesús hijo de José" parece haber sido grabado en el osario de piedra caliza con un instrumento metálico puntiagudo con una precisión casi quirúrgica, algo notable considerando que el grabado fué hecho hace dos mil años. El grabado es tan perfecto, que éste sólo hecho despierta en algunos observadores ciertas sospechas que, aunque puedan estar infundadas, de cualquier modo son sospechas legítimas.
Se sabe a ciencia cierta que del año 30 Antes de Cristo hasta el año 70 Después de Cristo (año en que ocurrió la dispersión del pueblo judío tras el aplastamiento de Roma a causa de la insurrección judía en contra del Imperio Romano), las familias pudientes en Jerusalén primero cubrían los cuerpos de sus muertos en mantos después del fallecimiento, tras lo cual los cuerpos eran puestos en tumbas escarbadas de la roca en donde debían permanecer en estado de descomposición por un año, tras lo cual los restos que quedaban -los huesos- eran removidos para ser depositados en un osario (la descomposición de la carne era considerada como algo necesario para la purificación de los despojos mortales del individuo; los huesos en sí eran considerados libres de culpa, todo el mal era considerado proveniente de la carne).
El acreditado antropólogo israelí Joe Zias no vacila al afirmar que aquí hubo una actitud "deshonesta" de parte de los presentadores del documental. Él debe saber muy bien de lo que está hablando, puesto que él era el curador de la Autoridad de Antiguedades de Israel precisamente cuando se llevaron a cabo las excavaciones en Talpiot en los años ochenta que desenterraron las cajas fúnebres presentadas en el documental, Él es precisamente quien tuvo a su cargo el trabajo de catalogar los restos de los esqueletos encontrados en los osarios. En sus propias palabras:
Creo que hay aquí algo muy deshonesto. La gente que hizo esto no tiene ninguna credibilidad. Los nombres mencionados, que aparecían en seis de los osarios eran nombres judíos sumamente comunes aquí en aquellos tiempos. La mitad de las mujeres se llamaban María o Salomé. Lo mismo pasa con nombres como Jesús, Yakob y Mateo".
Según Joe Zias, otro hecho a ser considerdo es el la presentación de los restos hallados como si todos ellos fuesen osamentas pertenecientes a una misma familia nuclear. "En esa tumba podría haber más de 100 personas. La mayoría de la gente no era sepultada en osarios. Eso significa que hay aquí familias extendidas, no una sola generación". Quizá su argumento más contundente es el de que nunca nunca hubo una tradición cristiana de Talpiot; si la tumba de Jesús y su familia hubiese estado allí, todos los cristianos de la época lo habrían sabido. Sin embargo, otro argumento presentado por Zias y por otros expertos no es tan contundente: "Viniendo Jesús de una familia humilde, no creo que hubieran tenido dinero para comprar una tumba, y si hubiese una tumba familiar, ésta habría sido en Nazaret, no en Jerusalén". La razón por la cual este no es un argumento contundente es que, aceptando el origen humilde del Señor Jesús, cuando fué crucificado por los Romanos él ya era una personalidad con su fama extendida por toda la Galilea, y contaba con legiones de seguidores suyos pertenecientes a todas las clases sociales, especialmente aquellos que fueron testigos directos de los milagros portentosos que se le atribuyen en la Biblia. Aún siendo el Señor Jesús un predicador humilde sin pretensiones para acumular riquezas y bienes materiales, tras su crucifixión habrían sobrado admiradores suyos que ciertamente contarían con recursos suficientes para darle un entierro real. Por este lado, el dinero habría sobrado a manos llenas para comprarle una tumba. Pero... ¿una tumba en Jerusalén? Sobre esto último, el Padre Eugenio Alliata, un Franciscano docente de Arqueología Bíblica en el Estudio Bíblico Franciscano de Jerusalén, señala la importancia que daba la población judía a la sepultura en el marco familiar. "Si había una tumba familiar, sin duda se hallaba en el sitio en el que residía la familia. Eso es indudable. Y la familia de Jesús, vivía en Nazaret, no en Jerusalén". En el museo mantenido por el mismo Padre Alliata encontramos varios osarios en los que están grabados precisamente varios de los nombres invocados por los cineastas de Discovery Channel en su "descubrimiento": Yeshua y Mariamene. "Y a nadie se le ocurre que éstos son restos de la tumba de Jesús", agrega el Padre Alliata.
Por su parte, Amos Kloner, otro experto israelí con mucho mejores credenciales académicas que James Cameron y Simcha Jacobovici juntos, precisamente el hombre quien encabezó las excavaciones en Talpiot que recuperaron el osario que hoy se presenta como el contenedor de los restos mortuorios del Señor Jesús, afirma lo siguiente sobre los alegatos del documental: "Es una hermosa historia, pero sin pruebas". Si cuando se estaban llevando a cabo las excavaciones originales bajo su supervisión él hubiera tenido una sospecha, por remota que fuese, de que uno de los osarios encontrados contenía ni más ni menos que los restos del hombre más venerado por el Cristianismo, él mismo se habría movilizado de inmediato para alertar a las autoridades, el acceso al sitio habría sido cerrado de inmediato, y posiblemente el sitio y toda el área circundante habrían sido acordonados entrando bajo custodia directa del ejército israelí, dadas las tremendas implicaciones que habría tenido un hallazgo genuíno de esta índole, implicaciones profundas capaces de alterar inclusive el curso de la historia de la humanidad en estos momentos. Es posible que la misma naturaleza del hallazgo habría sido guardada tan celosamente como los secretos de la bomba atómica, aunque conservar por tiempo indefinido un secreto así se antojaría algo poco menos que imposible. ¿Y qué habría detonado una reacción tan apresurada por parte del gobierno israelí? Pues algo tan sencillo como el descubrimiento de un osario con el nombre Yeshua (Jesús) inscrito en Arameo en su exterior que contuviese los restos de un hombre de unos treinta y tantos años de edad y cuyos huesos, tras una inspección preliminar, revelasen ser los huesos de un hombre que había muerto al ser crucificado. Esto habría sido altamente significativo considerando que hasta la fecha, pese a que se sabe que los Romanos crucificaron a miles de víctimas, sólo se han encontrado los restos de un solo hombre crucificado por ellos (esto ocurrió en 1968 en una cueva afuera de Jerusalén), los cuales estaban en un osario que tenía grabado el nombre Yhohnn Yehohanan, cuyos brazos abiertos habían sido clavados a la viga transversal en la manera usualmente mostrada en las pinturas de la crucifixión, con las rodillas dobladas y volteadas hacia los lados, y un clavo grande individual a través de ambos pies. Y si un osario así, de un hombre crucificado con una edad aproximada de treinta y tantos años al momento de su muerte y con su nombre Yeshua inscrito en Arameo en el exterior del osario, hubiese sido encontrado en lo que fué Nazaret, la conclusión sería prácticamente obligada. Resta decir que un descubrimiento así arrojaría al Estado de Israel a una de las más duras disyuntivas de su historia. El único otro descubrimiento que los podría poner en mayores aprietos sería encontrar la tumba de Mahoma, el fundador del Islam (los musulmanes, al igual que los Cristianos en el caso de Jesús, creen que Mahoma ascendió al Cielo de cuerpo completo). Aunque Mahoma murió el 8 de junio del año 632 D.C., la gran mayoría de los musulmanes están convencidos de que Mahoma subió al Cielo desde la Cúpula de la Roca, de modo tal que si alguien les saliera con la noticia de haber encontrado el sepulcro de Mahoma con sus restos, las consecuencias del anuncio de tal descubrimiento serían de pronóstico reservado. El descubrimiento de la tumba de Mahoma, suponiendo que no ascendió al Cielo como lo proclama el Islam, pondría en un terrible dilema a su descubridor, ya sea que el descubrimiento se anunciara al mundo o se mantuviese en secreto. Ocultar una cosa así del mundo musulmán sin lugar a dudas traería una repercusión horrible en el momento en que se conociera lo que se les estuvo ocultando. Y anunciar el descubrimiento públicamente de seguro también detonaría una reacción furiosa entre los fanáticos del Islam. Se trata de una situación en la que no hay salida digna al problema, cualquier decisión que se tome será igualmente mala con consecuencias devastadoras. Sería un dilema sin salida en el que sólo se puede perder y no hay forma alguna de salir ganando absolutamente nada, a menos de que se volvieran a enterrar discretamente los restos juramentando a todos los involucrados en el descubrimiento de no revelarle nada a nadie por el resto de sus vidas. El caso es que, en aquél entonces, ni Amos Kloner ni Joe Zias tenían razón alguna para suponer que se había encontrado accidentalmente, por pura casualidad, el depósito fúnebre del Señor Jesús y sus familiares, y la postura de ambos no ha cambiado en lo absoluto.
El reciente documental de James Cameron ocurrió algunos años después de que fuese estrenada una película (5 de enero del 2001) con Antonio Banderas interpretando a un sacerdote católico titulada The Body (El Cuerpo), en la cual se trata exactamente del mismo tema, el presunto descubrimiento de "la tumba de Jesús", en este caso un cuerpo crucificado fechado desde el primer año "Después de Cristo" que es descubierto en una cueva antigua en Jerusalén. El sacerdote católico Matt Gutiérrez (Antonio Banderas) al trabajar en estrecha colaboración con la arqueóloga israelí Sharon Golban (Olivia Williams) va obteniendo cada vez más evidencias que le sugieren que los restos encontrados en dicha cueva son en efecto los restos del Señor Jesús, lo cual conduce a la pérdida total de la fé de un sacerdote católico, el Padre Lavelle (Derek Jacobi) quien termina suicidándose. Al final de la película, aparece una nueva evidencia que comprueba que el Jesús enterrado en dicha tumba es otro Jesús diferente a Jesús de Nazaret. La película termina citando un pasaje de la Biblia que dice "Benditos aquellos que han visto y han creído, pero más benditos son aquellos que no han visto y han creído".
El argumento ultraderechista de que los judíos alrededor del mundo al no aceptar y reconocer abiertamente al Señor Jesús como el Mesías anunciado por las Sagradas Escrituras lo hicieron y lo siguen haciendo por mera maldad en abierta rebelión hacia el mismo Dios Padre, actuando como deicidas aliados con Satanás, es otro argumento simplista. El hecho es que, desde los mismos tiempos en los que el Señor Jesús predicó en Palestina, hubo muchos judíos que sin maldad alguna de su parte estaban honestamente convencidos de que Jesús simple y sencillamente no podía ser el Mesías porque no encajaba con lo que ellos esperaban del Mesías. El Mesías que esperaban en aquél entonces era casi un Supermán que los liberaría para siempre del yugo ejercido por el Imperio Romano. Para quienes esperaban la llegada de un Mesías que los liberaría del invasor romano, Jesús resultó una decepción, porque no sólo no los liberó del yugo romano, sino que terminó siendo crucificado por los romanos (se agrega aquí que la crucifixión nunca fue un método de ejecución contemplado por las leyes judías de ninguna época, este método no aparece citado en ninguna parte del Antiguo Testamento como forma predilecta de aplicar "justicia", siempre fue un método de ejecución romano aunque los puristas históricos podrían señalar que también fue aplicado liberalmente por el conquistador Alejandro Magno). De hecho, para muchos judíos de aquellos tiempos, el Mesías nunca llegó, ni ha llegado aún. Ciertamente, no llegó a tiempo para impedirle a los romanos la destrucción del Segundo Templo de Jerusalén y salvar a los judíos de su exilio de Palestina, como tampoco llegó para impedir el Holocausto llevado a cabo por los Nazis. Si un verdadero Mesías llegara en estos momentos en los que la democracia como forma de gobierno sigue ganando aceptación y popularidad alrededor del mundo, siendo la forma de gobierno bajo la cual han nacido y crecido muchos judíos sabras (nativos de Israel), su llegada para convertirse en un Rey monárquico sentado en un trono, descendiente directo de la dinastía del Rey David (algo que no le sería fácil de comprobar ante sus súbditos aún en estos tiempos en los que está la ciencia tan avanzada), dándole sus nalgadas a los que se porten mal, necesariamente pondría de cabeza a muchos humanistas seculares que posiblemente y con el debido respeto a su divinidad le dirían que su llegada es tal vez un poco extemporánea, aunque con los problemas que está enfrentando en estos momentos la humanidad aún está por verse si el hombre actual puede prescindir de un verdadero Redentor. El concepto de un poderoso Rey-Mesías, humano y divino a la vez, sentado en un trono, resulta ya tan dudoso para muchos judíos (por no decir anticuado), especialmente los judíos reformistas, que muchos de ellos se inclinan por suponer que el concepto del Mesías debe ser tomado no literalmente al pie de la letra sino simbólicamente, al igual que la lectura de los primeros pasajes del Libro del Génesis en la Biblia que detalla la creación del Universo.
Es de notar que, al igual que como los judíos de hace dos milenios lo hicieron, el ansiado retorno de Jesús es también esperado en el seno de la Iglesia Católica como la venida de un Mesías todopoderoso con facultades prodigiosas y excepcionales, según lo dice el mismo Credo de la Iglesia cuando afirma de Jesús que: "Y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos". Pero no sólo el Credo proclama el regreso victorioso y triunfal de un Jesús Mesías recubierto de enorme poder. El libro final de la Biblia, el libro del Apocalipsis (Revelación) de San Juan describe un Mesías que supera con creces la descripción del Mesías anticipado por los judíos. ¿Se puede realmente culpar a los judíos de aquella época de haber estado esperando con ilusión (por no decir ilusamente) la venida de un líder todopoderoso que les viniera a resolver todos sus problemas cotidianos trayendo consigo una época de paz, cuando hoy decenas de millones de católicos alrededor del mundo están haciendo exactamente lo mismo? ¿Se puede acusar a los judíos de tener un "complejo mesiánico", cuando los mismos católicos y cristianos en general tienen también su propio bien arraigado "complejo mesiánico"? ¿Cuál es la diferencia? Después de varios milenios, el cumplimiento de tan dramática profecía tanto para los judíos como para los cristianos aún está por verse, pero si algún día llegara a suceder ello no quita el enorme peso y la enorme responsabilidad de tener que seguir adelante ahora, en el presente, luchando y sobreviviendo y teniendo que tomar diariamente muchas decisiones sin contar con la ventaja de tener la presencia y la ayuda de un Rey todopoderoso en la tierra que tome esas decisiones por uno. Naturalmente que, si el día de mañana, llega cubierto de gloria divina un verdadero ungido del Señor (a diferencia de los miles de falsos profetas que se han querido presentar como tales), trayendo consigo una nueva era de paz entre los hombres, ciertamente que deberá ser bienvenido por todos nosotros con los brazos abiertos. El caso es que mientras tanto, en su ausencia, en todos estos milenios hemos tenido que aprender a vivir sin su presencia física, querámoslo o no. Ésto es algo en lo que no hemos tenido opción.
Se mencionó anteriormente que el fácil arresto, la crucifixión y la muerte de Jesús fueron una enorme decepción para muchos judíos que esperaban ver algo más que ésto en un hombre que se proclamaba como Mesías libertador. Sin embargo, hubo también judíos -empezando por los Apóstoles- que vieron en Jesús algo que no vieron los demás. Estos judíos fueron precisamente quienes empezaron las primeras comunidades cristianas. Aunque Jesús en su paso por Tierra Santa no presentó portentos como los que el Antiguo Testamento afirma que fueron invocados por Moisés -las plagas que cayeron sobre Egipto, la apertura de las aguas del Mar Muerto, la alimentación por espacio de cuarenta años de un pueblo errante con un alimento maná que caía del cielo-, los Evangelios documentan prodigios de otra índole que, más que estar dirigidos a obtener una victoria contundente de tipo militar, estaban dirigidos a obtener otro tipo de victoria. Las resurrecciones atribuídas a Jesús -como la de Lázaro- no se describen en ningún otro tipo de religión. Las sanaciones corporales llevadas a cabo por Jesús -tales como devolverle la vista a los ciegos o las curaciones instantáneas de casos graves de lepra- eran la carta de presentación para ofrecer otro tipo de salvación: la salvación espiritual del hombre. Jesús no pregonaba la muerte sino la vida, no pregonaba la venganza sino el perdón. El levantamiento armado en contra del Imperio Romano le costó a los judíos la pérdida de su madre patria hace dos mil años. Tal vez si más gente hubiera puesto atención a su palabra en aquél entonces aceptando sus prédicas de tolerancia e inclusive de amor hacia el enemigo, los judíos no habrían terminado recibiendo sobre sí la dura represión que llevó a cabo en contra de ellos Roma ni hubieran tenido que abandonar Palestina desplazándose hacia Europa. Tal vez sus descendientes de hoy en día no tendrían los problemas que tienen para ser reconocidos como nación-Estado por todos sus vecinos. Los milagros y prodigios atribuídos a Jesús llevaban un tipo de enseñanza muy diferente al que antes de Jesús estaban acostumbrados los hebreos de la región antes de su llegada. Habido el hecho de la manifiesta y comprobada inutilidad de la fuerza bruta y la violencia para dirimir conflictos, lo cual la Historia nos demuestra incontables veces que sólo puede traer consigo más fuerza bruta y más violencia alimentando un ciclo vicioso e interminable del que no es posible salir (¿el infierno en la Tierra?), Jesús traía consigo una enseñanza de hermandad, una enseñanza que de haber sido escuchada plenamente por todos desde aquellos tiempos habría transformado este mundo en un mundo completamente diferente a lo que hoy conocemos, liberando al hombre de éste mundo pletórico de fronteras geográficas de tipo político, de éste mundo inmerso en costosas carreras armamentistas sin fin cuyo único objetivo es traer muerte y destrucción, de éste mundo en el que persisten la iniquidad y la injusticia. Esto es lo que vieron en Jesús quienes creyeron en él y decidieron seguirlo. Por otra parte, la imposición forzada sobre todos los hombres de los deseos manifiestos de un Supremo Creador -ya sea directamente o a través de un Mesías enviado por él- entraría en conflicto directo con uno de los mayores dones que el Supremo Hacedor le haya dado a la obra cumbre de su creación: el libre albedrío, la opción para escoger libremente entre el camino del bien o el camino del mal. Ese libre albedrío que se le ha dado al hombre con todas las responsabilidades que éste don implica, así como todas las consecuencias en caso de escoger mal. A causa de este don, simple y sencillamente no es posible intentar culpar a un Supremo Creador de todo lo malo que ocurre en este mundo; la responsabilidad del buen o mal uso que se le dé a este don debe recaer por completo sobre el mismo hombre, inclusive aunque lo pueda llevar a su propia destrucción. En este sentido, no estamos en una situación muy diferente a la situación en la cual estuvieron Adán y Eva, como tampoco hemos hecho un mejor papel que ellos vistos los resultados obtenidos hasta la fecha.
era también un consumado "experto" en cuestiones tales como los platillos voladores OVNIS y otros temas asociados con la magia y con la Atlántida, desde su encumbrada posición como director y editor de la revista Mundo Desconocido. No precisamente lo que más recomendarían en los círculos académicos para emprender una investigación histórica seria sin pretensiones de sensacionalismo sobre un tema tan importante como la vida del Señor Jesús posterior a su crucifixión. Después de todo, no olvidemos que el libelo Los Protocolos de los Sabios de Sión que le dió al Nazismo Hitleriano las fantasiosas excusas para intentar justificar el genocidio de seis millones de seres humanos en los hornos crematorios (además de los otros tantos millones que perdieron sus vidas incluídos los propios alemanes) se nutrió al amparo del esoterismo ocultista de ese monje contemporario de Rasputín que se llamaba Serge Nilus, cuya falta de preparación académica y falta de profesionalismo y rigor histórico lo llevaron a validar como cierto algo que no habría tolerado un estudio serio. Sin embargo, el tema de Jesús en Cachemira de hecho era algo que ya estaba en circulación desde antes de que Faber-Kaiser decidiera popularizarlo con su libro.
A continuación, podemos apreciar el lugar dentro del cual está situada esta tumba de Yus Asaf:
Así pues, de acuerdo con ésta versión, hace aproximadamente dos milenos llegó de tierras lejanas a esta región de Cachemira, un hombre santo investido de gran sabiduría espiritual, asentándose en dicha región y adoptando el nombre de Yus Asaf. Pero resulta que Yus Asaf (Yus Asaph, Shahzada Nabi Hazrat Yura Asaf) es el nombre que de acuerdo con las creencias de los ahmadíes fue adoptado por el mismo Jesús (Yus) de Nazaret tras su crucifixión al emigrar a Cachemira. En pocas palabras, para ellos Yus Asaf y Jesús son la misma persona. Los ahmadíes sostienen que Jesús sobrevivió la crucifixión sin haber muerto realmente en ella, tras lo cual se trasladó a Cachemira, siendo el mismo cuyos restos se encuentran en el santuario Roza Bal situado en el distrito de Srinagar (antes conocida como Khaniar), en Cachemira. La tradición en el lugar agrega que la tumba de Yus Asaf es de un hombre que fué príncipe (¿un descendiente de la casa del Rey David, como lo afirman del mismo Jesús las Sagradas Escrituras?) y profeta y que data del año 100 D.C. La tumba fué conservada cuidadosamente por monjes budistas e hinduístas que afirmaban ser descendientes de Yus Asaf.
Para apoyar la tesis de que el profeta Yus Asaf y Jesús de Nazaret son la misma persona, los proponentes de ésta hipótesis se apoyan en varias evidencias circunstanciales. Por ejemplo, en la vecindad de la tumba existe un grabado que muestra las siguientes huellas:
que fueron reportadas al final del siglo XIX en una carta de Maulvi Abdullah a Mirza Ghulam, las cuales muestran los pies de un hombre que había sido herido de alguna manera en ellos, lo cual concuerda con las anécdotas históricas sobre la crucifixión de acuerdo con las cuales los pies eran atravesados con un clavo. La asimetría de las heridas en las huellas parecería confirmar que ambos pies fueron atravesados por un solo clavo, con un pie puesto encima del otro (las cicatrices de las heridas parecen indicar que el pie izquierdo fue clavado encima del pie derecho).
Entre otras pruebas que citan los investigadores que están plenamente convencidos de ésta hipótesis, se tienen los textos del "Bhavishya Maha Purana" (los Puranas se encuentran entre los narrativos más antiguos de la India), conocido más comunmente como el Bhavishya Purana:
en cuyos textos del 17 al 32 dentro del capítulo 19 de la obra, Chaturyuga Khanda Dvitiyadhyayah, encontramos lo siguiente:
Textos 17 al 21: Reinando sobre los Arios había un Rey llamado Salivahana (también conocido como Shalivahan, 78 - 102 D.C., conocido formalmente como Gautamiputra Satakarni), el nieto de Vikramaditya, quien ocupaba el trono de su padre. Él derrotó a los Shakas que eran muy difíciles de subyugar, los Cinas, la gente de Tittiri y Bahikaus que podían asumir cualquier forma a voluntad. También derrotó a la gente de Roma y los descendientes de Khuru, que eran engañosos y perversos. Los castigó severamente y les quitó sus riquezas. Y así Salivahana estableció fronteras separando los países diferentes de los Mlecchas y los Arios. De esta manera Sindusthan llegó a ser conocida como la nación más grande. Esa personalidad afirmó el alcance de los Mlecchas más allá del río Sindhu y hacia el Oeste.
Texto 22: En cierta ocasión, el subyugador de los Shakas fué hacia Himatunga, y allí en medio de la tierra de los Huna (Hunadesh es el área cercana al lago Manasa Sarovara y el monte Kailash en el Tíbet Occidental, considerados sagrados por los hindúes; ésta región es también conocida como Ladakh, cuando fué una parte del Imperio Kushan), el poderoso rey vió a un hombre auspicioso sentado en una montaña. Su complexión era dorada y vestía ropaje blanco.
Texto 23: El rey le preguntó al hombre: "¿Quién eres?" El otro respondió: "Sabe que yo soy Isha Putra (en sánscrito, esta palabra significa Hijo de Dios), nacido del vientre de una joven virgen" (iishaputra ca maam vidhi kumaari garbha sambhavam en sánscrito).
Texto 24: "Soy proclamante de las enseñanzas de los impíos (los mlecchas) y me adhiero estrictamente a la verdad absoluta." Escuchando ésto el rey entonces le preguntó: "¿A qué enseñanzas te refieres?".
Texto 25 - 26: Escuchando estas preguntas de Salivahana, Isha Putra contestó: "Oh rey, cuando la destrucción de la verdad ocurrió, yo, Masiha (Mesías) el profeta, llegué a la tierra depravada de los impíos en donde no hay reglas ni reglamentos. La diosa Ishamasi (¿Satanás?) también apareció ante los bárbaros (Daysu) manifestándose en forma terrible. Fuí entregado a ella en la manera de los no-creyentes y alcancé el Masiha-tva" (la plenitud del carácter mesiánico).
Textos 27 - 29: "Escucha, oh rey, yo traje la religión a los no-creyentes: después de la purificación de la esencia y el cuerpo impuro y después de buscar refugio en las oraciones de los Naigama, el hombre le rezará al Eterno. A través de justicia, verdad, meditación y unidad de espíritu, el hombre encontrará su camino a Isha (en sánscrito esta palabra significa Dios), quien vive en el centro de luz (¿el paraíso celestial?), que es tan constante como el sol y quien disuelve todas las cosas transitorias para siempre.
Texto 30: Habiendo puesto la forma eternamente pura y auspiciosa del Señor Supremo en mi corazón, oh protector del planeta tierra, yo prediqué estos principios a través de la misma fé (¿el judaísmo?) de los Mlecchas, y así mi nombre se convirtió en Isha-Masiha (¿Jesús el Mashiah o el Jesús-Mesías de los judíos y ahora de los cristianos también?)".
Texto 31: Tras escuchar estas palabras y formular sus reverencias ante aquella persona adorada por los impíos, el rey se inclinó ante el maestro y le pidó humildemente que se quedara en la tierra de los Mlecchas.
Sobre lo último, se agrega como detalle interesante que, en el Corán, los musulmanes se refieren a Jesús con el nombre de Isa.
Otra fuente histórica frecuentemente citada es algo que escribió el historiador musulmán Mullah Nadiri (1378 - 1416), el cual compiló el primer registro completo que se conoce de la historia de Cachemira en un libro titulado "Tahrik-i-Kashmir" (Historia de Cachemira), en donde se encuentran lo siguientes párrafos:
En este tiempo Harzat Yus Asaf habiendo llegado de Bait-ul Muqaddas (¿la Tierra Santa?) a su valle sagrado (en Cachemira) proclamó su calidad de profeta. Se dedicó a sí mismo, noche y día (en oraciones) a Dios, y habiendo alcanzado las alturas de la piedad y la virtud, se declaró ser un Mensajero (de Dios) para la gente de Cachemira. Invitó a la gente (a su religión). Puesto que la gente del valle tenía fé en este profeta, el Rajá Gopadatta (49 - 109 D.C.) refirió la objeción de los hindúes a él (para consejo y decisión). Fué por causa de las órdenes de este profeta que Sulaiman, a quien los hindúes llamaban Sandeman, completó (las reparaciones de) el domo. (Era el año) 54 (Después de Cristo). Más aún, en una de las piedras de los escalones él (Sulaiman) inscribió: "En estos tiempos Yus Asaf proclamó su calidad de profeta", y en otra piedra de los escalones también inscribió que él (Yus Asaf) era Yusu (¿Jesús?), Profeta de los Hijos de Israel.
He visto en un libro de hindúes que este profeta era realmente Hazrat Isa (Jesús), el Espíritu de Dios, en quien es la paz y que también había tomado el nombre de Yus Asaf. El conocimiento verdadero es con Dios. Transcurrió su vida en éste (valle). Tras su partida (su muerte) fué sepultado en Mohalla Anzmarah. Se cuenta que luces de profetismo emanaban de la tumba de este profeta. El Rajá Gopadatta habiendo gobernado por seis años y dos meses, (entonces) murió".
Interesantemente, los primeros tres historiadores de Cachemira, Mullah Nadiri en su libro ya mencionado "Historia de Cachemira", Mullah Ahmad en su libro Waqqya-i-Kashmir (Sucesos de Cachemira) y Abdul Qadar Bin Qazi-ul-Quzat Wasil Ali Khan en su libro Hashmat-i-Kashmir, todos ellos afirman sin duda alguna que en su mayoría los habitantes de Cachemira hoy en día son descendientes de Israel (esto aclararía el destino final de una de las "tribus perdidas" de Israel), y el último autor agrega inclusive que los inmigrantes llegaron de la Tierra Santa, a lo cual Spectator añadirá que, si esto es cierto, es posible que la dactiloscopía genética del ADN pueda comprobar la posible ascendencia judía de los habitantes de Cachemira con el veredicto inapelable de la ciencia, lo cual sería un descubrimiento espectacular, superior en todos respectos al de los osarios de Talpiot. AHORA bien, si Jesús realmente después de volver a la vida se trasladó a la región de Cachemira (considerada como una de las regiones más hermosas del mundo, razón por la cual ha sido motivo de disputas feroces entre la India y Pakistán), lo pudo haber hecho a sabiendas de que ya había allí -presuntamente- una comunidad establecida descendiente de una de las tribus perdidas de Israel, o bien varios de sus muchos seguidores y creyentes lo pudieron haber seguido en procesiones separadas hasta Cachemira para convivir con el Maestro, creando un asentamiento de ascendencia judía que optó por dejar atrás todas sus tradiciones y costumbres para empezar una vida nueva basada en las enseñanzas dadas por Jesús. Pero si Jesús se trasladó hasta Cachemira, ¿cómo se explica que sus Apóstoles quienes esperaban su regreso triunfal a Jerusalén hayan permanecido ignorantes del hecho? A menos de que hayan guardado el secreto de su viaje a Cachemira con el propósito de protegerlo de una cacería hasta ésa parte del mundo organizada por un asustado Imperio Romano temeroso de las posibles consecuencias que podría traer para Roma la confirmación de la resurrección del anunciado Mesías. Todo esto está dentro de lo posible.
Aún otra evidencia histórica citada con frecuencia es el siguiente señalamiento antiguo apostado en las afueras de la tumba:
cuyo texto traducido al Español dice lo siguiente:
Cerca de aquí está situada la piedra de un sepulcro que, de acuerdo con la gente, es el profeta que llegó de un lugar muy lejano durante tiempos antiguos. Ungido para Cachemira: Este punto es famoso como el lugar de descanso de un mensajero: He leído en un libro antiguo que un príncipe de una tierra lejana llegó aquí y se involucró en piedad y en oraciones convirtiéndose en un mensajero de Dios para la gente de Cachemira. En ese libro antiguo su nombre es mencionado como Yus Asaf.
Ciertamente, hay en Srinagar la tumba de alguien que presuntamente llegó a la región hace mucho tiempo. Ciertamente, en esa tumba hay un cuerpo de una persona que después de varios siglos de haber muerto sigue siendo objeto de gran respeto y reverencia. No cualquiera por mucho poder o dinero que tenga se las puede arreglar para que le sigan cuidando y visitando su tumba con tanto esmero durante tantos siglos. Ni siquiera un rey que haya habitado esas regiones en todos esos años habrá recibido tantas atenciones o cuidados a su tumba como los que ha recibido y sigue recibiendo la tumba de Yus Asaf. La persona que está enterrada en Roza Bal debe haber sido en vida una persona extraordinaria, excepcional, de esto no nos debe quedar absolutamente ninguna duda. Ciertamente, todo esto es material que invita a estudio posterior y análisis. Y ciertamente, a quienes veneran y reverencian la tumba de Yus Asaf como la auténtica tumba de Jesús les habrá caído como una bomba a todos ellos la noticia de que la "verdadera" tumba de Jesús había sido encontrada en los osarios de Talpiot. Uno de ellos es el Doctor en Arqueología y "místico" creyente en la terapia de sanación Sufi, Fida Hassnain, nacido en 1924 en la misma ciudad Srinagar en la que se encuentra la presunta tumba de Jesús. Él es autor de los libros "Search for the Historical Jesus" (Búsqueda del Jesús Histórico) y "The Fifth Gospel" (El Quinto Evangelio), es un firme creyente en que la tumba de Yus Asaf en su ciudad alberga los restos genuinos del mismo Jesús, y al lanzar sus críticas sobre los osarios de Talpiot lo hace en los términos que podrían esperarse desde el punto de vista de un musulmán. Él supone que en la grabación de los nombres en los osarios (los cuales cree que fueron rayados en la caliza con instrumentos modernos de acero puntiagudos) pudiera haber motivaciones de índole política detrás de las cuales estuvo involucrado "el cerebro judío". Sin embargo, de ser así, la versión oficial del gobierno israelí así como la de los principales académicos israelíes desde un principio habrían apoyado hasta donde les hubiese sido posible la versión de que los osarios encontrados en Talpiot son los de Jesús y sus familiares, en lugar de hacer lo que están haciendo ahora (ignorar por completo los reclamos hechos por James Cameron y Simcha Jacobovici). De cualquier modo, los nombres grabados en los osarios son los nombres originales, no pudieron haber sido grabados "a hurtadillas" por alguien porque la cripta en sí estaba totalmente cubierta sin que nadie supiese de su existencia hasta que las cuadrillas de trabajadores que se pusieron a escarbar en Talpiot las encontraron, y una vez encontrados los osarios lo primero que se llevó a cabo fué la inmediata clasificación de los mismos encontrándose desde entonces los nombres que tenían grabados en la superficie de la piedra caliza.
Está por salir a la luz en estos días (abril, 2007) un libro de Suzanne Olsson titulado Jesus in Kashmir: The Lost Tomb (Jesús en Cachemira: La Tumba Perdida), el cual junto con el libro Jesus, Last King of Kashmir: Life After the Crucifixion (Jesús, Ultimo Rey de Cachemira: Vida Después de la Crucifixión) de la misma autora seguramente estimulará el apetito de los curiosos sobre la identidad de la persona que está enterrada en Roza Bal en Cachemira.
Interesantemente, hay una forma en la que tal vez sea posible avalar científicamente por completo o desacreditar totalmente la hipótesis de que Yus Asaf y Jesús son la misma persona: un análisis forénsico exhaustivo a la osamenta de Yus Asaf. Si el estudio revela que los restos de la persona que descansan en Roza Bal son los de un hombre que vivió hace dos mil años (comprobable mediante la prueba radioactiva del carbono-14) y además la inspección cuidadosa de la osamenta confirma que el hombre padeció el suplicio de la crucifixión (de la misma manera en que se determinó que los restos de Yhohnn Yehohanan encontrados en 1968 en una cueva afuera de Jerusalén eran los de un hombre crucificado), ésto avanzaría la credibilidad de la hipótesis a un 90 por ciento. El problema será que los custodios de la tumba permitan tal profanación de la tumba de una persona tan venerada. Ello sin contar con el hecho de que la desacreditación de la hipótesis no sería bueno para el turismo que está dejando su buena derrama económica en Srinagar, algo de lo cual las autoridades del lugar seguramente están conscientes.
Así pues, con la existencia de otras tumbas como la de Cachemira, el documental elaborado por James Cameron se enfrenta con el problema de que no es la única versión y mucho menos la primera que señala directamente hacia un sitio en donde se encuentra el descanso final de los restos mortales de Jesús. Y la presunta tumba de Jesús en Cachemira parece tener más a su favor en lo que a argumentos respecta que los enclenques argumentos basados únicamente en los nombres que aparecen inscritos en los osarios de Talpiot. Aún otro problema fundamental que enfrenta en estos momentos el documental, además del odio y las críticas tanto fundadas como infundadas de muchos católicos y cristianos que se sienten ofendidos y que lo acusan de montar un fraude titánico, es que apenas hace unos cuantos años hubo otros que salieron con un cuento similar, con algunas variantes al mismo. Se trata del osario de Santiago, el cual se muestra en la siguiente fotografía proporcionada por el Royal Ontario Museum en donde estuvo en exhibición del 15 de noviembre del 2002 al 5 de enero del 2003:
Al igual que como hoy lo hace James Cameron, varios individuos, Oded Golan, Robert Deutsch, Refael Brown, Shlomo Cohen y Faiz El Amlah, presentaron en el año 2002 un osario de la época del Señor Jesús que también era genuino, en esto no había ningún timo. El osario contenía una inscripción que decía "Jacob (Santiago), hijo de José, hermano de Jesús", y la inscripción estaba puesta en Arameo antiguo, esto también era innegable (esta inscripción es visible en la foto ampliada).
El hallazgo era espectacular porque en ése entonces era la primera vez en la historia que se presentaba el receptáculo mortuorio de una persona emparentada directamente con el Señor Jesús, además de que la confirmación de la existencia de un hermano natural del Señor Jesús mandaba por tierra el dogma católico sobre la virginidad perpetua de su madre. Aquí es necesario aclarar algunas cosas: los católicos creyentes en la virginidad perpetua de María no creen que Jesús haya tenido hermanos naturales, al ser él el único hijo de María, mientras que los Protestantes en gran parte creen que María tuvo más hijos naturales y que sólo fue virgen hasta el nacimiento de Jesús y que después tuvo otros hijos con San José, para lo cual se basan en varios pasajes de la Biblia que mencionan a los "hermanos" naturales del Señor Jesús, por ejemplo:
"Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él" (Mateo 12:46).
"¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas entre nosotros? Y se escandalizaban a causa de él (Marcos 6:3).
"Es que ni siquiera sus hermanos creían en él" (Juan 7:5).
"Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos" (Hechos 1:14).
"¿No tenemos derecho a llevar con nosotros una mujer cristiana, como los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas?" (Corintios 9:5)
La respuesta dada a estos pasajes por los más doctos eruditos de la Iglesia Católica es que tanto en el hebreo como en el arameo (los dos lenguajes utilizados por el Señor Jesús y sus discípulos en aquellos tiempos) se utilizaba la misma palabra para designar a hermanos, a primos, y hasta los miembros de un mismo clan. Se señala en esto que el Nuevo Testamento fue escrito en griego pero que sus autores eran de cultura hebrea. La palabra hebrea que significa "hermanos" o "primos" fue traducida al texto original griego usado en la elaboración de las primeras Biblias como adelphos. En contraste con el hebreo y el arameo, en el griego existe una palabra para poder designar a los primos, la palabra anepsios. Pero los traductores del Nuevo Testamento, siendo hebreos, prefirieron usar la palabra aramea "hermanos" que incluye primos y otras relaciones, usando la palabra griega pero en el sentido original del lenguaje del Señor Jesús.
Es muy posible que el osario en el que supuestamente descansaban los restos de un hermano del Señor Jesús sería en estos momentos motivo de grandes veneraciones y reverencias así como interminables peregrinaciones de creyentes devotos en busca de fé o de alguna sanación para sus males a no ser que el 18 de junio del 2003 Shuka Dorfman, el director de Antigüedades de Israel, anunció al mundo entero que el osario era real pero que la inscripción era falsa. A resultas del anuncio, los pillos que estuvieron detrás de la fabricación se encuentran actualmente enfrentando serios cargos acusados por el Estado de Israel del delito de fraude, y si reciben la pena máxima que se les pudiera aplicar es posible que cuando salgan de prisión ellos mismos se podrán subastar como antigüedades.
El descubrimiento del fraude constituye un hecho asombroso en los anales de la criminalística contemporánea por la sencilla razón de que el fraude estuvo tan extraordinariamente bien planeado que los pillos por poco se salen con la suya, habiendo logrado tomarle el pelo a varios de los mejores peritos alrededor del mundo. La patina (capa de recubrimiento superficial que se va formando en un objeto con el paso de los siglos a manera de oxidación, aunque no se trate de una oxidación propiamente dicha por tratarse de piedra caliza y no de un metal) que acompañaba a las inscripciones en Arameo sobre la piedra caliza había sido elaborada químicamente con tal meticulosidad que prácticamente era indistinguible de una patina auténtica, y hubo de requerirse algunas de las técnicas científicas más avanzadas de nuestra época para poner el timo al descubierto. El fraude del osario de Santiago demuestra vívidamente lo difícil que puede ser desenmascarar a una pandilla de criminales en cuestiones en las que el sofisticado andamiaje usado por los criminales es enredado aún más cuando intervienten cuestiones de fé religiosa.
Además de la Iglesia del Santo Sepulcro, en donde según la tradición está situado el sepulcro del Señor Jesús venerado por los Católicos, hay otro sepulcro, venerado por los Protestantes para quienes el Sepulcro adaptado y decorado a las creencias de la Iglesias Católica, Ortodoxa y Armenia es más de lo que pueden tolerar, el cual es mantenido por la Garden Tomb Association de filiación Protestante. El sitio fue propuesto como el "verdadero" sepulcro de Jesús por el General británico Charles Gordon durante su paso por Palestina entre 1882 y 1883. La entrada a dicho sitio se puede apreciar en la siguiente fotografía:
y dentro del cual tenemos el presunto lugar (según los Protestantes) de descanso de los restos del Señor Jesús:
Naturalmente, tanto el sepulcro "católico" como el sepulcro "protestante" de Jesús ambos sostienen la creencia en que sólo fueron un sepulcro temporal de tres días mientras Jesús resucitaba, a diferencia de los osarios presentados por James Cameron y Simcha Jacobovici quienes sostienen que nunca hubo tal resurrección.
Junto con las cinco, diez o cien tumbas que se puedan presentar como "verdaderas" para el Señor Jesús, lo verdaderamente importante, a fin de cuentas, no es si Jesús fué el único hijo de María o si tuvo otros hermanos naturales que su madre haya concebido junto con San José. Lo importante tampoco es si el Señor Jesús después de su resurrección ascendió al Cielo de cuerpo completo para unirse con Dios Padre o si se después de su resurrección se trasladó a otra parte del mundo para después de una larga vida abandonar al fin su cubierta corpórea con el fin de unirse finalmente con Dios Padre. Lo verdaderamente importante es su mensaje, la razón fundamental por la cual fué enviado a este mundo. Un mensaje que, dicho sea de paso, era un mensaje revolucionario para su época, un mensaje cuya diseminación terminó costándole su propia vida. Un mensaje que de haber sido escuchado por todos habría convertido al mundo actual en un mundo sin guerras, en un mundo mucho más honesto, en un mundo mucho más unido, en un mundo reminiscente en todos sentidos al paraíso perdido. Porque este era el nuevo mundo que pregonaba el Señor Jesús con su mensaje. Perdido el mensaje, el resto sale sobrando, incluyendo las criptas fúnebres presentadas precisamente en tiempos de Cuaresma por un productor de cine norteamericano que ya no pudo manternerse ocupado con alguna buena secuela a la película de ficción Titanic o con una secuela a la película de ciencia-ficción Terminator 3.
Resulta altamente significativo que, al día siguiente de haberse radiado el documental en el que fue presentada la supuesta tumba del Señor Jesús y su familia, el evento no sólo no acaparó los titulares de la prensa, sino que a los pocos días el "descubrimiento" quedó prácticamente olvidado. En la mayoría de los casos, ya no se le dió absolutamente ninguna importancia. Los osarios de Talpiot, que deberían de valer en estos momentos una fortuna incalculable, cotizándose mucho más caros que un cuadro de Picasso o que la Mona Lisa de Leonardo da Vinci, posiblemente no valgan más de lo que le costaron hace dos mil años a quienes los mandaron hacer. Si había algún interés en obtener una ganancia fabulosa en este sentido, el intento devino en un rotundo y monumental fracaso, debido a la escasa credibilidad que muchos hoy le dan al "descubrimiento".
Es importante leer o escuchar con mucho detenimiento, con mucha reflexión, y sobre todo, con mucha desconfianza, aquellos argumentos que traten de cambiar radicalmente nuestro modo de pensar fabricados con muletas de yeso que se pueden quebrar con facilidad. Porque de no hacer tal cosa, podríamos terminar creyendo inclusive que la tumba del Señor Jesús no está ni en Jerusalén ni en Francia ni en Cachemira, sino en Japón.